6 CONSEJOS PARA PREVENIR EL ABUSO SEXUAL INFANTIL
Los niños deben ser conscientes de sus cinco sentidos y reconocer las distintas partes de su cuerpo. Sólo en la medida en que puedan identificar sus distintos miembros podrán contar si están cómodos o no con algo que afecte a su cuerpo.
Es importante que les enseñemos a nuestros hijos el nombre correcto de sus genitales, como pene o vulva. Del mismo modo que a la oreja o al ojo no lo llamamos de otra manera, usar eufemismos con los genitales confunde a nuestros hijos y les hace aproximarse al concepto de su sexualidad con prejuicios y dudas. Nuestros hijos deben conocer el nombre real de sus genitales y no sentirse con miedo a nombrarlos. Una vez que reconocen adecuadamente los términos, hay que explicarles que son partes privadas o íntimas y que nadie tiene derecho a tocarlas excepto ellos mismos. Si sus padres se lo enseñamos con naturalidad y amor ellos lo recibirán y aprenderán de la misma manera.
No podemos mandarles mensajes incongruentes a nuestros hijos sobre su cuerpo. Si les decimos que su cuerpo les pertenece y que nadie debe tocarlos si ellos no quieren, no podemos después obligarlos a abrazar y besar a gente porque nosotros queramos. Escucha y observa las reacciones de tus hijos con las personas, y respeta su cuerpo y sus decisiones.
En línea con lo anterior, si tu hijo es capaz de decir «no» a un abrazo o un beso de un familiar, no le regañes…!! Respétalo!! En la medida en que sea capaz de decir «no» a los cercanos será más fácil que sepa hacerlo con personas que no conoce o gente de su entorno.
Si ves a tu hijo incómodo en cualquier situación y no sabe cómo expresarlo, ayúdalo. Si alguien lo tiene en brazos o sentado en sus piernas, y lo ves incómodo, pregúntale cómo se siente, y si está molesto, enséñale a decirle a la persona que no quiere o no le gusta. Así sabrá que tú apoyas las decisiones que toma, y le permitirá tener claros sus propios límites o cómo impedir que otros los sobrepasen.
El niño debe tener ciertas rutinas sobre quién lo duerme, quién lo baña, cómo lo hacen y en qué espacios. Es muy importante que supervisemos a las personas que dejamos al cuidado de nuestros hijos, independientemente de que sean familiares o no. vigílalos cuando no te estén mirando, y observa cómo se relacionan con tus hijos. En el 95% de los casos los abusos los cometen familiares y allegados a la familia. La supervisión es vital.
Cuantos más naturales seamos al hablar de la sexualidad en casa, y más apoyemos a nuestros hijos al decir «no» y poner sus límites, más difícil será que puedan sufrir cualquier tipo de abuso sexual en su infancia.