Abraza al Niño Interior que hay en ti
La película The Kid (El chico – en España, Mi encuentro conmigo – en Hispanoamérica) es una comedia del año 2000 protagonizada por Bruce Willis y Spencer Breslin. A pesar de ser una estupenda comedia, muestra de manera clara la importancia de los acontecimientos vividos en la infancia y sus consecuencias emocionales en la vida adulta.
¿Has imaginado cómo sería encontrarte contigo mismo cuando tenías 8 años? ¿Qué te diría ese niño? ¡La película muestra el reencuentro, como si fuese real! Pero lo verdaderamente real es el cambio que todo ello producirá en la vida de Russ.
Observa con atención la parte de la película en que el pequeño Russ llega del colegio con su madre, y su padre le echa una bronca de aquellas, haciéndole sentirse culpable de la muerte de ella. A partir de ese momento, él desarrolla un «tic» en los ojos y nunca más llora… hasta que cumple los 40 años.
Generalmente, nos acordamos de todos los niños que están a nuestro alrededor: hijos, primos, nietos, sobrinos, vecinos, hijos de amigos, pero probablemente nos olvidamos del principal: nuestro niño interior. Sí, eso es, hay dentro de cada uno de nosotros un niño de 3, 4 o 7 años, que nos necesita mucho.
Aunque esto pueda parecer extraño, es muy importante ese reencuentro para nuestro crecimiento emocional, pues mediante el contacto con nuestro niño podemos curar muchas de nuestras heridas y comprender muchos de nuestros conflictos.
El niño interior representa nuestra totalidad psíquica, la parte genuina que vamos perdiendo al hacernos adultos. Está presente en nuestros sueños, fantasías, deseos, imaginaciones, intuiciones, en nuestra capacidad de jugar, imaginar, crear y principalmente, en la sensibilidad. Para que cuidemos de él es preciso reconocer su presencia y advertir sus necesidades.
Al establecer contacto con tu niño interior, sin duda vas a conseguir liberar muchas emociones que tienes prisioneras en ti desde la infancia. En algunos momentos ese encuentro puede ser muy doloroso, pues no es fácil recordar lo que nos ha hecho sufrir, pero al mismo tiempo es liberador lamentar con él sus dolores reprimidos, dejarle llorar libremente, y principalmente descubrir que no es verdad lo que nos han hecho creer acerca de quiénes somos. Pero es posible transformar todo el dolor al reencontrarte con ese niño que está dentro de ti y que tan solo espera tu amor.
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