CUANDO EL SEXO SE CONFUNDE CON EL AFECTO
Nuestro compañero y colaborador Manuel Hernández – Psicólogo comparte este articulo, es un extracto de un capitulo de su próximo libro.
Para mi sin ninguna duda lo más difícil de trabajar en terapia son los abusos sexuales, esto es el mayor daño que se le puede hacer a la intimidad de una persona. Y exige una fuerza mental enorme en el psicólogo. Yo creo que la única persona que puede entender realmente a una persona que ha sufrido abusos sexuales es otra persona abusada. Así que mi postura en la terapia es la de acompañar SIN JUZGAR y SIN COMPADECER. Las personas abusadas son sus peores jueces y lo último que necesitan es que les compadezcan de una forma inadecuada. Necesitan consuelo no lástima.
En algunas ocasiones me avergüenzo de ser un hombre, hay algo en nuestra sexualidad que hace que hagamos cosas terribles a las mujeres y los niños. (El 99% de los abusos sexuales son realizados por hombres). Según las estadísticas un 30 % de las mujeres y un 20 % de los hombres (estos solo durante la infancia) van a sufrir algún tipo de abuso sexual a lo largo de su vida. Al contrario de lo que la mayoría de la gente supone estos no ocurren por extraños, el 95% de estos abusos son realizados por familiares cercanos o conocidos de la familia.
Estos pueden incluir padres, hermanos, abuelos, vecinos, padrastros, entrenadores o animadores, curas, (hablo de casos que he visto en mi consulta) y la inmensa mayoría de estos abusos sexuales o violaciones son perpetradas por hombres.
Todavía recuerdo el correo electrónico que recibí como si fuera ayer, no era como tantos otros, era de una chica cercana a los treinta años que me decía que estaba desesperada. No podía dormir, tenía ataques de pánico y terrores nocturnos, y lo que más le angustiaba era la sensación de que por las noches había presencias que se acercaban a ella y que le daban mucho miedo, mejor dicho, le aterrorizaban. Había ido a un santero que le dijo que le habían hecho un «amarre» (magia negra) y que le había dado unos productos para anularlo, pero esto le había hecho ponerse mucho peor. Por el día tenía ataques de pánico y obviamente sus noches eran un infierno y no podía descansar.
Es muy típico en personas con trauma complejo tener la sensación de que por la noche hay presencias demoníacas o aterrorizantes que vienen a asustarles. En la edad media se les llamaban súcubos y se creía que eran figuras demoníacas que visitaban a los pecadores por la noche. Hoy sabemos que es la forma que las personas tienen de darle forma a la sensación de miedo y pánico que sienten y a la que no pueden darle otra explicación lógica. Estos miedos son aprovechados por brujos, santeros y demás para vender pociones, o embrujos para eliminar las presencias o apariciones, añadiendo más desesperación a la persona cuando sienten que no desaparecen.
Las apariciones y demás síntomas habían aparecido un año después del nacimiento de su primer hijo y su vida se estaba convirtiendo en un infierno, nunca mejor dicho. Los síntomas eran claramente de un trauma complejo.
Hay dos factores que son sin duda los más traumáticos para un niño. Infancias con mucha violencia y/o cuando hay abusos sexuales, y en la mayoría de los casos se dan los dos elementos a la vez.
Cuando tuvimos la primera consulta ella definió su infancia como muy feliz, Pero hay algo que escama a cualquier psicólogo experimentado y es que unos síntomas tan graves no coincidían, según ella, con ningún hecho relevante traumático en su vida. Esto me hizo pensar en algo amnésico.
El abuso sexual es el mayor impacto emocional que puede tener un niño. Supone perder la infancia y entrar de repente en el mundo adulto, supone la pérdida de la inocencia que nunca más se va a volver a recuperar.
Hay algo que siempre me he encontrado en los abusos sexuales. La persona tiene la sensación de que de algún modo yo lo provoqué y la creencia que de algún modo yo me lo merecía. Sentir que soy responsable o que me lo merecía, permite tener alguna sensación de control sobre lo ocurrido, es la única manera de dar una explicación a algo tan doloroso desde la mente de un niño. Esto puede deberse a varios motivos:
- Me gustó luego lo provoqué. Los órganos genitales están preparados para emitir sensaciones de placer no importa la edad que se tenga, y es muy importante explicar que es el cuerpo el que reacciona así, no la persona. (Me gusta decir a mis pacientes fue tu cerebro el que reacciono así no tú.)
- Me gustaba que lo hiciera: Los niños hacen lo que sean por sentirse queridos y para un niño que no se siente visto que le hagan caso y le mimen es lo más importante del universo. En muchos casos se pueden sentir halagados de ser «especiales». Esto provocará muchísima vergüenza en la adolescencia, porque aumenta la sensación de haberlo buscado y provocado.
- No me resistí. Ante una sensación de miedo intensa el cuerpo se inmoviliza y la garganta se cierra. Igual que en el caso anterior hay que explicar que es el sistema nervioso el que reacciona así de forma autónoma.
- La persona que abusó era muy cercana. Esto es lo que se conoce como «trauma de traición«. La persona se encuentra que quiere y teme (u odia) al mismo tiempo al perpetrador y la mente de un niño no está preparada para esta paradoja. El cerebro la resuelve haciendo amnésicos los abusos.
La base del tratamiento de los abusos sexuales se basa en tres pilares, que se aplican a todos los pacientes que han sufrido abusos:
1.- Tolerar las sensaciones de malestar, asco, etc. Aquí usamos técnicas de trabajo corporal o somático, trabajando siempre dentro de los límites que el paciente puede tolerar.
2.- Eliminar la sensación de vergüenza. Los abusos sexuales son una denigración de la persona, es usar a alguien como un objeto, como algo para el placer sin tener en cuenta sus sentimientos. El terapeuta debe tratar al paciente con el máximo respeto. Una máxima que me gusta decir es: «es el abusador el que debe avergonzarse, tu eres una heroína (o un héroe) porque a pesar de todo has sobrevivido».
3. Trabajar las creencias asociadas a la culpa. Como, por ejemplo, me lo merecía, yo lo provoqué, a mí me gustaba, etc. que en su momento permitieron tener cierta sensación de control pero que en la actualidad obstaculizan la sanación.
- Vamos a ir trabajando muy a poco a poco con esas imágenes y esas sensaciones, a medida que tú puedas tolerarlas y cualquier cosa que venga será bienvenida.
- Me da mucho miedo estar inventándome todo esto.
- No te preocupes. Las cosas irán saliendo poco a poco y todo lo que venga será aceptado. Mejor que salga a que se quede dentro.
- Me vienen imágenes de que mi padrastro entraba a mi cuarto y se bajaba los pantalones…
- Muchas veces las personas abusadas sienten que merecieron y merecen el abuso. Pueden ponerse en situaciones de riesgo para demostrarse que merecían lo que les ocurrió. Lo que llamamos auto profecía cumplida.
Los abusos sexuales hacen que la persona sufra todo el repertorio de emociones negativas que existen. Asco, miedo, soledad, culpa, vergüenza, rabia… y esas emociones irán acompañadas de sensaciones que serán los compañeros de viaje durante toda la vida.
Nunca he tenido ningún paciente que venga a trabajar abusos sexuales directamente, cuando la demanda ha sido esta, siempre me he encontrado muchas lagunas que pudieran demostrar que fueran reales, y cuando venían a hacer hipnosis para saber si habían ocurrido de verdad, tanto el paciente como yo hemos acabado agotados y sin llegar a ninguna conclusión clara. En ocasiones los pacientes tienen síntomas muy graves y ellos se explican esto por haber sufrido algún abuso sexual (en otros casos son pseudoterapeutas los que instalan o apoyan estas creencias falsas).
Las personas vienen a consulta con síntomas de insomnio, dependencias, ataques de pánico, ansiedad, TOC, depresiones, problemas con la comida, etc. y hay dos maneras de darse cuenta: una es preguntándolo directamente y que el paciente nos lo confirme, o bien dejar que la terapia siga su curso y si realmente ha ocurrido ya surgirá cuando el paciente esté preparado.
Es necesario no confundir nunca la enfermedad con el síntoma. Si alguien tiene fiebre, se tomará un antipirético y si continúa irá al médico a saber si hay alguna infección y de donde proviene. No entiendo porque en psicología nos empeñamos en trabajar los síntomas sin trabajar la enfermedad que los provoca.
En trastornos alimenticios vamos a encontrar en muchos casos abusos sexuales detrás. Por dos razones principalmente:
- Porque el abuso fue en el cuerpo y se culpa a este de lo ocurrido y por tanto se le castiga.
- Porque resultar atractiva es peligroso y puede volver a provocar el abuso. Tener sobrepeso o no tener cuerpo de mujer puede ser una forma de autoprotección frente a futuros abusos. Las adicciones son con mucha frecuencia formas de tolerar el malestar y la ansiedad asociadas a abusos (no solo sexuales, también físicos y psicológicos o de abandono). Mi experiencia me dice que los hombres abusados suelen recurrir más a la cocaína para tolerar la rabia mientras que las mujeres usan más ansiolíticos o el alcohol para tolerar el malestar.
Antonio es obrero de la construcción y está divorciado. Vino a terapia hace algún tiempo por problemas con la cocaína y el alcohol, la terapia fue un éxito y gracias a ella pudo encontrar otra pareja con la que planea irse a vivir muy pronto. Esta chica tiene un niño de seis años de una antigua relación y los tres pasan mucho tiempo juntos, siente que tiene una familia.
¿Antonio en que puedo ayudarte esta vez?
Pues estoy limpio de cocaína y alcohol, desde que vine aquí no he vuelto a consumir y estoy haciendo deporte. Por ahí estoy muy contento.
¿y cuál es el problema ahora?
Que en este tiempo he conocido a una chica que tiene un hijo de seis años con el que me llevo muy bien. Pasamos mucho tiempo juntos y me están viniendo imágenes que abuso de él. Me da mucha vergüenza contarte esto pero como me ayudaste tanto la otra vez.
¿Pero le has tocado o hecho algo? ¿Quieres hacerlo?
NOOOO, que va. Por eso vengo porque me dan miedo las imágenes y hacerlo.
Qué raro. ¿Has sufrido abusos sexuales? No me habías dicho nada
No, yo no. ¿Mi hermana, quizás? Tengo recuerdos de mi hermano abusando de mi hermana y yo irme de la habitación. Y ahora me estoy acordando que una vez con 12 años yo le toque sus partes debajo de las bragas.
CONCLUSIONES
El abuso sexual es el ataque más brutal que se pueda hacer a un ser humano, mientras más joven es la persona y más cercana fue la persona que lo cometió peor será la herida emocional.
Esto provoca en la persona unas emociones de culpa y vergüenza que resultan incapacitantes, merman la capacidad de poder confiar en sí mismos y en los demás.
Mientras más confíen en alguien más doloroso le resultará, pues siempre estará el miedo de ser abusados de algún modo.
Para trabajar los abusos sexuales hace falta un terapeuta experto y que goce de la confianza total del paciente. También resultan muy útiles las terapias de grupo. Mi recomendación a personas abusadas sexualmente es que se pongan en contacto con la Asociación REDIME es una asociación de personas adultas abusadas sexualmente en la infancia. Aquí dan apoyo y confort y la posibilidad de hacer terapias de grupo, con Grupos Ayuda Mutua (GAM)
El abuso sexual infantil es un tema preocupante. Desde ASSEX os dejamos un recurso para poder abordar el tema con vuestros hijos: http://assexsaludysexualidad.org/como-hablar-sobre-abuso-sexual-con-mis-hijos/