La nana que nunca me cantaron

Me llamo Encarni Cortés. Vine a la Asociación Redime porque sufrí abusos en mi infancia: sexuales, psicológicos, físicos, y si hay otros, también.
Mi primer abuso ocurrió cuando tenía unos 4 o 5 años (no tengo la edad muy clara), después, y fue el que marcó mi vida, sufrí abusos sexuales por mi padre desde los 7 a los 9 años (momento en que me liberé sexualmente de él porque tuve la menstruación). Sobre los 17 años , mi padre volvió a intentarlo pero , y no sé por qué, ahí pude defenderme, y lo amenacé con un cuchillo.
Durante muchos años, en mi vida adulta, tuve todos estos recuerdos bloqueados. Mis sentimientos decían cosas, pero mi mente se negaba a recordar. Por una situación específica, algo en mí se despertó y empecé a tener unos sueños repetidos: me veía corriendo y un hombre detrás mía. Corría escaleras arriba, una y otra vez , y cuando me iba a alcanzar me orinaba encima, hasta llegué a caerme de la cama gritando, pero no conseguía ver su rostro. En una de estos sueños, me volví y vi su cara: era mi padre. Cuando desperté , supe con detalles todo lo que el miserable me obligaba hacer. Nunca le importaron mis lágrimas, ni el dolor que me hacía, es más, creo que eso le excitaba.
En todos estos años que estoy en Redime, he atravesado distintas etapas, desde el dolor más absoluto, la rabia, la tristeza y ahora empiezo a saborear la serenidad. Creo que es un proceso que tardará toda mi vida, pero sin duda, afrontarlo ha sido lo mejor que he podido hacer. La verdad me ha hecho libre. Ahora soy dueña de mi vida, entiendo mis emociones y no me siento manejada por la voluntad de un malvado que creyó dominar mi existencia.
Aún hay noches en que me despierto sobresaltada, pero he aprendido a tararearme una «nana», la nana que nunca me cantaron.