PASO 5 – Localizar el orígen de la conducta y síntomas
Cierto autor hizo la siguiente declaración:
Tenemos que hacer tres cosas con las áreas de dificultad en nuestras vidas: AFRONTARLAS, LOCALIZARLAS Y BORRARLAS
En este paso nos vamos a centrar en las dos últimas.
¿Qué significa «localizar el origen» de esas áreas de dificultad en nuestra vida?
Significa empezar a mirar las pautas de conducta actuales, particularmente las que afectan a nuestras relaciones personales y a identificar las características perjudiciales que predominan en nuestra manera de relacionarnos con los demás. Después de identificarlas, vamos a tratar de encontrar dónde y cuándo tuvieron su origen en nuestra vida. Después de localizar el origen, la raíz, comenzaremos de manera disciplinada a «borrar» esas pautas perjudiciales y dañinas.
¿Qué hay que buscar?
Todas aquellas conductas negativas, que como acabamos de ver resultan perjudiciales en nuestra relación con otras personas. Hasta cierto punto los estilos de comunicación, hábitos, gestos e idiosincrasias personales tienen sus raíces en el trasfondo familiar. Pueden ser características positivas o negativas que llevamos a nuestro matrimonio. Entonces pasamos una vida entera con una pareja, procurando reformar lo que aprendieron o no aprendieron de su familia de origen.
Quizá tu esposa/o aprieta el tubo de pasta de diente desde el medio y tú, lo haces religiosamente desde abajo. Los cajones de su ropa están inmaculados y los tuyos son un desastre. Ya que el ejemplo es muy importante para los niños, frecuentemente no es lo que oyen de sus padres lo que les impacta, sino lo que ven.
No nos damos cuenta de nuestros estilos de aprendizaje, en cierta manera, hasta que comenzamos la convivencia con otra persona. Hay que decir que no todas las dificultades de conducta y síntomas se derivan directamente de la experiencia de abuso sexual. Como ya se ha dicho anteriormente, generalmente existen en la familia algunos problemas de disfunción anteriores al abuso. La mayoría de la investigación en este campo apoya esta hipótesis. Es este mismo fenómeno, que contribuye al abuso, el que lo «traspasa» de una generación a la siguiente (pautas de aprendizaje familiar). Los estilos disfuncionales de comunicación, el grado en que una familia es un «sistema cerrado», y la incapacidad de la familia para resolver conflictos de una manera sana, son todos ellos factores que contribuyen a permitir o reducir la disfunción en la siguiente generación (transmisión de patrones).
¿Cómo se «localiza el origen»?
Primero, como se ha dicho, hay que identificar las pautas actuales de conducta, es decir cómo actúo en determinada situación (secuencias), especialmente en nuestra manera de relacionarnos con los demás, localizar las dificultades. Es similar al proceso de descubrir un cortocircuito en un sistema eléctrico. El cortocircuito puede hacer parpadear o apagarse la lámpara del salón sin aviso. Hay que examinar las piezas de la lámpara con cuidado para determinar por qué se apagó y entonces tomar medidas para cambiar el elemento o elementos dañados. Así es en nuestras relaciones.
Tenemos que mirar las diferentes áreas de la vida que no funcionan a su pleno potencial y localizar su raíz, a partir de entonces podremos cambiar esas pautas disfuncionales por otras nuevas y más sanas.
Con frecuencia, la comunicación es un problema para una víctima de abuso sexual. Si vienes de una familia donde la comunicación no era clara o era mínima, te encontrarás comunicándote con los otros de la misma manera. Si vienes de una familia donde la comunicación era superficial tendrás dificultades a la hora de expresar tus sentimientos profundos o pensamientos más íntimos.
Ser perfeccionista es otro síntoma del carácter que puede requerir ajuste. A menudo arranca de un padre o una madre críticos, a los que era imposible agradar. Como adultos podemos encontrarnos jugando el mismo papel con nuestros hijos. Los hábitos alimenticios, la manera de gastar el dinero, manipulación, rebeldía a la autoridad y trastornos psicológicos, pueden venir de las pautas desarrolladas en la infancia.
¿Por qué es necesario hacer esto?
Un terapeuta, en una ocasión, propuso la siguiente ilustración: » Imagina una balanza. Frecuentemente cuando las víctimas vienen a terapia, están llevando todo el peso de la responsabilidad por todo lo que les ha ocurrido» A través del proceso de terapia, empezamos a transferir el peso de manera que el agresor asuma la responsabilidad por lo que ha hecho. La meta de la terapia es establecer un equilibrio. El agresor es responsable por su parte en el abuso sexual en el pasado y la víctima queda absuelta. Es importante distinguir que la víctima adulta ha de comenzar a asumir la responsabilidad por sí misma y sus elecciones en el presente y en el futuro. Ya no es apropiado pasar el resto de su vida culpando al agresor por su conducta actual. Puede ser que la víctima no olvide lo sucedido, pero cada día tiene que elegir quién es y cómo se relaciona con otros. No tenemos que estar prisioneros de nuestro pasado para siempre.
El plan de tres pasos
Una vez que hayamos identificado un problema actual y hayamos localizado sus raíces en nuestro pasado ¿Qué debemos hacer después?
Primero, miramos la circunstancia que precipita la conducta no deseada.
Segundo, cuando aquella situación surja de nuevo, tomaremos nuevas decisiones.
Tercero, practicaremos estas nuevas conductas hasta que queden bien implantadas.
Como te puedes imaginar, no será fácil cambiar conductas que han requerido una vida entera para formarse. Borrar las pautas habituales va a requerir constancia, disciplina y esfuerzo.
Localizar el origen es una herramienta usada para encontrar el comienzo de las conductas erróneas, no es una herramienta para excusar o justificar nuestra conducta actual. El objetivo es tomar esa información y empezar a trazar un mapa sobre un plan de acción hacia el cambio.
Pensamientos prácticos
Identifica un problema presente en tu vida que quieres cambiar. Examina las condiciones bajo las cuales eres vulnerable a esa conducta, es decir, a que te comportes de esa manera. Haz un plan detallado para evitar esa conducta la próxima vez que surja. Concéntrate en esa área al menos un par de semanas y evalúa, entonces, si tu plan ha funcionado o si es necesario hacer ajustes para que sea más eficaz.
Adaptación del libro Puerta de Esperanza de Jan Frank, elaborado por: Mari Carmen Lara Rébola, psicóloga y superviviente.