Renaciendo de nuestras cenizas
Comienzo esta pequeña crónica, dando las gracias a todo el equipo de Redime Barcelona. Porque gracias a Ema, Joa y Ana, todas/os nosotras/os y pudimos tener un gran día.
He de confesar que no tenía muchas ganas de asistir, de hecho, no me apetecía salir de casa, tener que vestirme de blanco, salir a la playa a pasar calor y enfrentarme a algo de lo que no estaba al corriente, y es que no tener el control de las cosas, es algo que llevo francamente mal.
Fue una tarde inolvidable para mí, algo bastante especial. Comenzó reuniéndonos todos los participantes, los tres grupos de Redime Barcelona unidos por primera vez. Por distintos motivos faltaron varias personas, que se las echó de menos, porque no sólo somos un grupo dónde nos tratamos, sino que esas personas ya son parte de tu vida y verlas te hacen sonreír.
Coincidir con más gente con un pasado similar al tuyo me hizo darme cuenta que no somos «raros», que somos personas como otras cualquiera, bueno, más bien no. Somos personas valientes, constantes, con ansias de vivir, valiosos, perseguidores de nuestros sueños, supervivientes.
Sí, somos supervivientes que estamos luchando por tener una vida mejor, por ser felices, por ser capaces de mirar atrás sin que duela, por ser capaces de tomar nuestras propias decisiones sin dejar que nadie nos influya ni nos obligue, somos personas valientes que quieren vivir.
Me sorprendió gratamente el hecho de ser una reunión tan grande, sentados todos juntos formando un círculo y escuchándonos atentamente, aprendiendo unos de otros. Compartimos lo que fue Redime en este año para nosotros y lo que esperamos de esta gran asociación.
Hubo de todo, desde nuevos futuros proyectos, como el poder empezar una vida junto con la persona que se quiere, hasta cambios de trabajo, pasando por el hecho de querer ser madre gracias a que se está tomando el camino correcto de sanar.
Pude observar como nos escuchábamos, como sentíamos cada palabra del participante que le tocaba hablar, cómo se nos caían las lagrimas al darnos cuenta de los grandes pasos que hemos sido capaces de dar en este año junto a Redime.
Todos y cada uno expresó su pensamiento sobre lo que esperaba para el futuro año, y he de decir que me alegró saber que en el pensamiento de ninguno estuvo el abandonar este camino que estamos siguiendo.
Pasamos a charlar sobre la última actividad de este curso. La gran y dichosa carta. Carta que en un principio muchos no entendíamos como hacerla, pero que se vio como algo tan simple como palabras, significó mucho para nosotros. Algunos participantes comentaron que no podían deshacerse de ella, porque se convirtió en algo muy personal, otros guardaron incluso una copia de lo que habían escrito y hasta hubo quién le sentó tan bien el escribirla, que se animó a realizar una segunda versión.
Se habló de lo que significó para nosotros. Se comprobó que gracias a esa actividad de escribir y quemar lo que dejamos escapar a través de la escritura, nos liberamos de bastantes sensaciones y sentimientos negativos como la rabia, la ira, el enfado, la tristeza, el miedo y sobre todo, de algo de lo que estamos muy acostumbrados a llevar en nuestra pesada mochila a las espaldas, de la culpa. Nos liberó de esa culpabilidad que arrastramos a lo largo de los años.
Todos llevábamos esos sentimientos en nuestras botellitas convertidos en cenizas, nos acercamos a la orilla del mar y dejamos que las olas se los llevaran, dejándonos libres, sintiéndonos más ligeros que nunca.
Un minuto para reflexionar sobre todo aquel mal que la corriente de las olas se estaba llevando y que no queremos que regrese a nosotros jamás.
Renací. Renacimos.
Nuestras botellas, al igual que nuestras vidas, dejaron huir la negrura, para dejar entrar colores hermosos. Se llenaron de decenas de flores llenas de color, llenas de vida, renacimos de nuestras cenizas.
Una vez más, Ema me sorprendió, y me gustó. Me fui mucho mejor de lo que llegué, como en la mayoría de las ocasiones que me reúno con ella.
Una a una, fue otorgando diplomas, con las cualidades que nos representaban, de tal manera, que a más de una nos hizo remover algo en nuestro interior, dejando que nos emocionásemos.
Reconozco que cuando comencé en todo esto, hace ya 6 meses, pensé que no serviría de mucho, que seguir un libro y hablar sobre ello no me ayudaría, ya había leído muchos libros sin resultado alguno. Pero me equivoqué. Miro hacia atrás y veo camino avanzado, quizás no voy todo lo rápido que quisiera, pero voy dando pasos firmes a lo largo de la pista, que me llevará a la meta que quiero.
Gracias Ema, gracias REDIME BARCELONA, gracias.
Porque sin vuestra ayuda, no seriamos quienes ahora mismo somos. Nos escuchas, nos ayudas y sobre todo, nos conoces mejor que nosotras mismas lo hacemos. Por eso mismo, aprovecho esta ocasión para animar a toda aquella persona que lo necesite, que busque la ayuda que yo encontré en este lugar, porque aunque no lo crea, se verá muchísimo mejor.
Autora: Brujita