PASO 9 – Reconstruir la autoimagen y las relaciones
La autoimagen es esa fotografía interna (y con frecuencia falsa), que tenemos de nosotros mismos y que está presente, cada vez que decimos o pensamos «yo soy» o «yo no soy» y es la responsable de decir «yo puedo» o «yo no puedo».
Para las personas de fe, una buena definición de autoimagen sería la que nos propone Josh McDowell «una autoimagen sana es verte a ti mismo como Dios te ve….ni más ni menos» ¿Es así como te ves tú? Muchas influencias contribuyen a la formación de la imagen que cada uno de nosotros tiene de sí mismo: nuestro trasfondo, la relación con nuestros padres o cónyuges, nuestra experiencia religiosa y un sinfín de otros factores.
Josh McDowell ve nuestra autoimagen como un taburete de tres patas, nos dice «que hay tres necesidades emocionales básicas comunes a todas las personas, que son:
- La necesidad de sentirse amado y aceptado, de tener un sentimiento de pertenencia.
- La necesidad de sentirse aceptable, de tener un sentimiento de dignidad.
- La necesidad de sentirse adecuado, de tener un sentimiento de capacidad.»
Es decir, sentir que formamos parte de un grupo, sentirse digno y sentirse capaz.
Si basamos nuestra autoimagen solamente en una de las tres áreas mencionadas, tenemos un «taburete» que no se aguantará en pie. Las víctimas de abuso a menudo se sienten indignas y con un fuerte sentimiento de incapacidad, a pesar de que sean personas que tengan éxito y logros tanto en lo profesional como en lo personal.
Hay tres pasos en el proceso de reconstrucción de nuestra vida:
Primero, tienes que rechazar esa imagen falsa que tienes de ti mismo;
Segundo, debes comenzar a renovar tu sistema de pensamiento, tu mente; y
Tercero, trabajar para restaurar las relaciones con los demás.
Rechazar las creencias erróneas y cambiarlas por creencias basadas en la verdad
William Backus y Marie Chapian en su libro «Dígase la verdad» hablan sobre el sistema de creencias falsas que tiñen todo nuestro mundo interior y nos sugieren una secuencia de tres pasos para convertirnos en esa persona feliz que anhelamos ser:
- Localizar tus creencias equivocadas
- Quitarlas y
- Cambiar las creencias equivocadas con la verdad.
Muchas nociones falsas sobre nuestro ser están basadas en mentiras, por eso hemos de desterrarlas con la verdad. Esas mentiras, que otros nos han hecho creer, han crecido en nuestra vida y hemos llegado a aceptarlas como verdades incuestionables («soy un chico malo», «Soy un inútil, no sirvo para nada», «No merezco que nadie me quiera»…..) Todas ellas se han sembrado para destruirnos. Por eso es necesario traerlas a la luz, exponiéndolas, arrancarlas (como si fuesen mala hierba) y sustituirlas por la verdad de la realidad que a veces queda oculta. Esto no quiere decir que nuestros sentimientos no son reales, lo son, pero están basados en mentiras y hay que trabajarlos para que sean más adecuados y aceptables.
Esto es lo que la Psicología llama «reestructuración cognitiva», que no es otra cosa que un cambio de mentalidad, identificar las creencias erróneas y cambiarlas por otras más adecuadas.
En una ocasión Jesucristo dijo» Amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos», si no tenemos un buen concepto de nosotros mismos ¿como podremos expresar amor a otros?, será un amor desvirtuado, por tanto debo amarme a mí primero, aceptarme y después puedo amar a los demás (prójimo es cualquiera que me rodea, cónyuge, hijos, amigos, familiares, etc).
Este proceso de cambio puede asemejarse a un jarrón de flores en el que el agua está sucia y hay que cambiarla, pero en lugar de tirar de golpe, como es nuestra vida, lo hacemos gota a gota, al principio no se ve ningún cambio, pero después de muchas gotas empieza a dejar de ser turbia y se va volviendo limpia y transparente, hasta llegar ahí los efectos residuales del agua sucia convivirán con las mejoras que se vayan introduciendo, por eso a veces te darás cuenta de que siguen contigo esas «gotas sucias» (mentiras, enojos, malas palabras, malas acciones…), no te desesperes, el agua limpia está entrando y al final quedarás perfecto (entendiendo lo de perfecto como el que en realidad eres).
Restaurar relaciones correctas
Debido a las nociones falsas adquiridas con el abuso/agresión sobre mí mismo y sobre otros, a veces, no tenemos la capacidad para mantener relaciones íntimas y significativas, nos retenemos por temor al rechazo o a más daño (nos hiperprotegemos). Por eso necesitamos desarrollar pautas más saludables y nuevas formas de relacionarnos. Ello va a requerir grandes dosis de disciplina y de paciencia. Si nos centramos en los fallos de los demás, estaremos dispuestos «a saltar» sobre ellos al mínimo fallo. La tarea de reconstruir no es fácil, pero se puede hacer, no va a ser, tampoco, cosa de pocos días o semanas, puede llevarnos meses, años e incluso toda la vida, por tanto hemos de mentalizarnos de que estamos en una progresión continua. A veces nos van a salir al encuentro obstáculos ¿qué hacemos entonces? ¿Tiramos la toalla? ¿Nos deprimimos? ¿Pensamos que «ya sabía yo que no lo conseguiría»? NO, eso es rendirse, y estamos en una batalla, en una guerra para reconquistar nuestra vida, aquella que nos fue arrebatada o al menos obstaculizada, y si valoro en algo mi persona, lucharé hasta conseguir ser quien debía ser, no quienes las circunstancias o las «malas gentes» que hay repartidas por el mundo hayan querido que fuera.
Por último citaremos una anécdota del autor que hemos estado considerando, Josh McDowell:
Somos como un elefante de circo atado por una cadena de bicicleta. Nos preguntamos cómo una sola cadena pequeña podría sujetar a un elefante tan grande y potente. El entrenador explica que la cadena no lo sujeta. Es la memoria del elefante lo que le mantiene sin intentar escaparse.
Cuando el elefante era muy joven, no tenía fuerza para romper la cadena que le ataba y librarse. Aprendió entonces que la cadena era más fuerte que él y no lo ha olvidado. El resultado es que el elefante, ahora completamente crecido y fuerte, recuerda solamente que una vez intentó romper la cadena y que no fue capaz. Así que nunca volverá a intentarlo. Su memoria, no la cadena, lo sujeta. Por supuesto, si el elefante llega a descubrir que puede romper la cadena, desde ese momento el entrenador tendrá problemas para volver a controlarlo.»
Nuestra autoimagen puede ser muy parecida a ese elefante, pero podemos librarnos, rechazando las falsas creencias (cadenas), renovando nuestras mentes y restaurando nuestras relaciones.
Adaptación del libro Puerta de Esperanza de Jan Frank, elaborado por:Mari Carmen Lara Rébola, psicóloga y superviviente.